La
democracia existe gracias a los valores éticos que la hacen deseable y la
justifican como sistema político, ante alternativas opuestas como el
autoritarismo o el totalitarismo. Valores como la libertad, la igualdad, la
civilidad, entre otros, son las piedras angulares de la ciudadanía y
fundamentales para el buen funcionamiento de las sociedades.
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Libertad. Supone la capacidad de auto gobernarse y, por tanto, de asumir como
legítimas únicamente aquellas obligaciones y vínculos que se acepten como
válidos. Cada ciudadano, políticamente activo, tiene el derecho de participar
en la preparación y adopción de las decisiones colectivas que le atañen. Este
derecho es el que respalda el principio de la soberanía del pueblo con derecho
a auto gobernarse.
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Igualdad. Garantiza que todos los ciudadanos posean los mismos derechos y
obligaciones, sin favorecer la existencia de grupos privilegiados con derechos
especiales. La igualdad asegura el reconocimiento y respeto de los derechos
civiles y políticos de cada individuo sin importar su edad, sexo, fe religiosa,
ocupación o rango socio económico. La igualdad se traduce en derechos.
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Civilidad. Implica cualidades de disciplina, tolerancia, auto control,
cooperación y solidaridad. Convivir con otros se basa en un sentimiento de
responsabilidad compartida y respeto. Hay una tendencia hacia la colaboración
para alcanzar objetivos comunes y superar las diferencias o contradicciones de
forma pacífica y legal, a través de procedimientos de negociación y
con certación, de forma tal que lleve a la construcción de soluciones
colectivas, legítimas y aceptables para todos.
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Justicia. El jurista romano Dominio Ulpiano (170?-228) la define como la
“constante y perpetua voluntad de dar a cada quien lo suyo”. Asimismo, es una
virtud universal, en la que “lo que pertenece” a cada individuo es la igualdad
y la libertad, así como la participación. El hecho de que “sea constante y
perpetua” posibilita la estabilidad del sistema en términos de seguridad,
compromiso y paz.
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Participación. Es el involucra miento activo de todos los miembros de un
conglomerado social y político.
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Pluralismo. Supone el reconocimiento de la diversidad y la complejidad tanto de
los individuos y los grupos que conforman una sociedad.
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Tolerancia. Posibilita ver y tratar a los demás desde el respeto a su dignidad
como personas; permite apreciar y valorar lo valioso de cada ser humano.
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Legitimidad y legalidad. Estas garantizan la participación, promueven el
consenso y el diálogo, y protegen el pluralismo y la tolerancia, además de
proporcionar las bases de la igualdad, libertad, justicia y estabilidad
requeridas por toda sociedad democrática.
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Respeto. Facilita establecer relaciones comprometidas a nivel interpersonal y
social, en las que ante cualquier punto de vista diferente los interlocutores
pueden abordar las discrepancias mediante el diálogo.
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Solidaridad. Este valor implica que los individuos se comprometan con su grupo
de pertenencia en la construcción de proyectos comunes.
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